EL COACHING: ¿qué es? ¿para qué me sirve? ¿qué puedo lograr?
Son muchas las áreas de intervención de esa “novedosa” práctica profesional que conocemos como El Coaching: coaching para personas, coaching para equipos, coaching para organizaciones, life coaching, coaching deportivo, coaching de belleza o beauty coaching, coaching de ventas, coaching ejecutivo, coaching educativo… en fin, es indiscutiblemente cierto que el coaching puede satisfacer muchas necesidades en muchas áreas que pueden ser diametralmente diferentes.
Y es que el coaching se ha convertido en una profesión creciente y capaz de involucrarse en el desarrollo de otras profesiones, a tal punto que, según un estudio publicado por la revista Forbes y recogido por el Instituto Europeo del Coaching, esta profesión se está convirtiendo en la segunda con más crecimiento por aquellas latitudes.
Este apogeo ha motivado la propagación de escuelas de coaching en todo el mundo, por lo que la formación en esta área va enfocada hacia la práctica de diversos modelos del Coaching, la metodología de cada escuela o asociación y el código deontológico o de ética al que se debe apegar el coach, según la organización a la que pertenezca o en la que haya sido formado. En este sentido, es importante conocer el perfil del coach que se requiere para cada área de acción, porque, a fin de cuentas, el cliente es el que se basa en sus necesidades para buscar ayuda, y el coach debe ser probadamente ético para actuar en base a sus alcances y limitaciones según el área de acción para la cual está profesionalmente preparado.
Es acá donde podemos ver esas bifurcaciones en la práctica del coaching: los modelos. Y es que estos modelos son los que van a distinguir el enfoque del oficio y van a referenciar las escuelas de formación de las cuales proviene el Coach Profesional: el modelo americano (directivo USA, ontológico latinoamérica), el europeo y el oriental.
Las academias, escuelas o facilitadores de programas de coaching, tienen su base en la práctica de un modelo específico de coaching, el cual es avalado, certificado o reconocido por alguna asociación de prestigio y solidez que garantiza los estándares de calidad, mantiene y fomenta el registro, la organización y el apoyo a sus coaches miembros, quienes se apegan a su código de ética, el cual garantiza que sus programas se apegan a sus principios deontológicos y asume su estructura para la práctica del coaching.
Un coach profesional no es un lobo solitario. Todo coach debe provenir de un proceso de formación en un modelo de coaching y eso lo debe demostrar con sus certificaciones, que no pretenden más que demostrar tres cosas básicamente: que fue formado como coach bajo los estándares de la profesión, que pertenece a una organización que da respaldo a su práctica profesional y que está apegado a un código de ética que le otorga garantía al cliente de que su proceso de coaching está validado y que la persona que lo dirige es profesionalmente confiable.
De aquí en adelante, lo importante al buscar la contratación de los servicios de un coach, es identificar el tipo de proceso que se necesita, el área de acción que involucrará a ese coach. Y es que el coach como practicante debe estar vinculado a una especialidad profesional primaria: con enfoque a las personas, a procesos de vida, a la gerencia, a los negocios, a la educación, a la ingeniería, a los procesos, al desarrollo humano, a la salud, al fitness, a la belleza, a la comunicación… en fin, el área de intervención del coaching es prácticamente ilimitada. Entonces, al buscar los servicios de un choach vale atender las siguientes alegorías: No tiene mucho sentido estratégico acudir a los servicios de un coach de salud para desarrollar un proceso de coaching en el área de negocios, o uno de belleza para el área de ingeniería, o uno educativo para la práctica gerencial.
La búsqueda de un profesional del coaching debe apuntar hacia dos cosas: el modelo de coaching y el área de intervención que necesita el cliente.
Todo esto pretende ilustrar la profesión del coaching basada en sus modelos, sus principios, sus respaldos organizacionales, sus códigos de ética y la vinculación con el área de acción específica que cada coach ejerce según su profesión base, para satisfacer las necesidades de los clientes.
¿Y a qué se enfrenta un cliente en un proceso de coaching?
¿qué busca, qué desea lograr?
Ahh, para respondernos esta pregunta, debemos entender bien eso del Coaching, y tal como muchos otros conceptos de cosas o situaciones, debemos remontarnos al origen etimológico de las palabras. Y es que el origen del Coaching se remonta a miles de años atrás, en la antigua Grecia, en los días en que el filósofo griego Sócrates definía y practicaba el “arte de parir ideas” o la mayéutica, como él le llamó. Él concebía que tal como las parteras ayudaban a las madres a dar a luz a sus hijos, él ayudaba a dar a luz las ideas, a través del diálogo y el planteamiento de interrogantes que hacía a sus alumnos, logrando que ellos parieran los conocimientos que ya tenían dentro. Claro, en este momento no se le llamaba Coachear, sino Parir.
Otra referencia más reciente, es que en el siglo XV, en la antigua Hungría, en un pueblo llamado Kocs, lugar de paso entre Viena y Pest, se construían de los mejores carruajes, los más cómodos y lujosos y que eran altamente demandados por la aristocracia. Estos carruajes se llamaban los “kocsi szekér”, eran una marca de excelencia y su lema era “le llevamos a su destino de una forma más rápida y más cómoda”. Entonces, de la palabra húngara kocsi, pasada al alemán como kutsche, al italiano como cocchio y al castellano como coche, se hace referencia a la misión de llevar, de trasladar personas de un lugar a otro, a través de un proceso de excelencia.
Y de esto precisamente se trata el Coaching: de Sócrates rescatamos el uso de la interrogante para dar a luz las ideas que ya están presentes en el interior de la persona, y del pueblo de Kocs el coche mejor elaborado como símbolo del proceso de trasladar a una persona desde el sitio en el que se encuentra hacia el sitio en el que verdaderamente quiere estar.
El coaching es un proceso de acompañamiento a través del cual el cliente o coachee es apoyado por un Coach para cumplir con cinco elementos fundamentales que deben desarrollarse de manera sistemática: el establecimiento de objetivos, declaración del nivel de compromiso, el desarrollo de un plan de acción, la revisión y el seguimiento de todas las etapas del plan de acción y el cumplimiento del objetivo. Todo esto a través de la formulación de preguntas poderosas que permitan despertar la conciencia del cliente en cuanto al origen de su problema o los objetivos que desea cumplir, la identificación del problema en sí mismo, la exploración y validación de objetivos a cumplir, la evaluación de la pertinencia y el impacto de los objetivos, el análisis de los recursos que el cliente le aporta a los objetivos, el nivel de motivación y compromiso del cliente ante sus objetivos, el seguimiento a las etapas establecidas en un plan de acción, la activación de recursos para alinear al cliente en el cumplimiento de sus objetivos… todo proveniente del arte de formular preguntas para hacer surgir ideas. Por cada pregunta vamos consiguiendo un momento de reflexión sobre lo que se tiene y lo que se puede y una idea sobre el cómo sería posible.
Vemos entonces cómo se va develando ese concepto del coaching como herramienta para el logro de objetivos, como instrumento para moverse de un estado actual a un estado deseado, utilizando la pregunta como instrumento central del proceso.
Partiendo de este principio, es importante establecer e identificar un marco en el cual se produce la práctica profesional del coaching ¿Por qué? porque también se puede apreciar la práctica errónea de coaches que se apartan del eje fundamental que es la indagación inteligente, poderosa y estructurada; se les puede ver asumiendo un rol de terapeutas emocionales, o consejeros, o mentores, haciendo diagnósticos a través de sus propios juicios y opiniones en torno a la información que obtienen del cliente. Esto es delicado en extremo y es el motivo de muchas discusiones donde la práctica de la profesión se ve desvirtuada. De allí la invitación a estar en conocimiento sobre las bases fundamentales de la práctica del coaching, su historia, sus propósitos, su estructura, sus escuelas, asociaciones y su código de ética.
Uno de los principios básicos que mi coach trainer me enseñó es que debemos cochear sin “AJO”, esto es: sin Aconsejar, sin emitir Juicios y sin Opinar. Como coaches debemos mantener este principio para ejercer nuestro rol apegados a nuestro código de ética, y el cliente o coachee debe estar atento a estos detalles durante su proceso de coaching.
Estando claros los roles, el coach buscará explotar al máximo los recursos del coachee y a su vez, el coahee sabrá que es él el principal protagonista, actor y responsable de su proceso, entendiendo que el coach es un apoyo, un acompañante, no un interventor en la búsqueda y logro de sus objetivos.
¿Entonces para qué me sirve el coach si yo lo termino haciendo todo?
Resulta que muchas veces queremos preparar la cena perfecta, vemos la alacena y nos emocionamos porque tenemos todos los ingredientes, pero de repente caemos en cuenta que no tenemos idea de cómo comenzar, puede ser que no tengamos la receta. Puede ser también, que tengamos la mejor receta, la de la mejor abuela o la del mejor cheff, tenemos los ingredientes, pero no sabemos ni cómo sacar lo que el huevo contiene adentro. Puede ser que tengamos la receta, los ingredientes, las técnicas, pero el problema es que nos da miedo cortarnos con un cuchillo o quemarnos al contacto con el calor de la cocina, o puede ser que hasta ensuciarnos o ensuciar la cocina nos cause incomodidad… pero de todas formas queremos preparar la cena perfecta.
Así como la cena perfecta, queremos lograr muchas cosas perfectas en la vida, queremos cumplir sueños, lograr objetivos personales, profesionales, familiares o sociales. En muchas oportunidades nos limitamos porque pensamos que no podemos lograrlos porque algún elemento no está a favor ya sea el tiempo, los recursos, el momento, la situación… y terminamos postergándolos, descartándolos, sustituyéndolos y hasta olvidándolos.
Ya sea que lo que deseo sea la cena perfecta, la familia perfecta, el trabajo perfecto, ganar la competencia perfecta, el ascenso perfecto, el emprendimiento perfecto, ser el líder perfecto, el gerente perfecto… debo establecer objetivos de manera coherente, lógicos, específicos y realizables, debo hacer un plan de acción que involucre el desarrollo de los mejores recursos con los que cuento: los míos propios, mis competencias personales y profesionales, mi empresa, mi emprendimiento, mi equipo, mi familia, en fin… ¿cómo lo descubro? ¿por dónde comienzo? ¿qué puedo hacer primero, qué puedo hacer después? ¿Cuándo puedo comenzar? ¿Cómo sabré que he terminado? ¿cuándo habré de terminar?
Habemos profesionales que te podemos ayudar direccionando todas esas preguntas que ya tienes y cuyas respuestas también están dentro de ti. Para eso estamos los coaches, para que seas tu quien haga todo, sí… para que seas tu mismo quien vea dónde estabas y a dónde pudiste ser capaz de llegar.
Nancy Rojas
Presidenta de Vida Gerencial – Coach Organizacional y Personal