Gerente, jefe, administrador o manager: ¿cuáles son mis competencias?

Hablemos sobre competencias gerenciales

Cuando planificamos, organizamos, dirigimos y controlamos un área de la organización, o hasta la organización entera, requerimos sacar provecho a cuanto recurso tenemos, todo cuanto sabemos, todo cuanto vivimos, todo cuanto creemos, todo cuanto sentimos… y es que ese compendio de conocimientos, habilidades y modo de ser que adquirimos nos define, nos enmarca y nos caracteriza, perfilando nuestras competencias como gerentes, pero ¿Sabemos cuáles son? ¿sabemos cuáles tenemos? ¿sabemos cuáles nos hacen falta?

Cuando saber importa

Ya sean veinte, quince, diez o tres las competencias más demandadas para ejecutar un cargo gerencial, conocer el concepto y aplicación de las competencias gerenciales es importante para reconocernos a nosotros mismos, identificar cuáles son nuestras fortalezas, nuestro talento, nuestras actitudes y comportamientos en relación a la práctica gerencial: planificar, organizar, dirigir y controlar.

 

¿Y qué es una competencia?

Cuando hablamos de competencias, nos referimos al conjunto de conocimientos, habilidades y destrezas, así como también a las actitudes que un individuo posee para enfrentarse en un contexto laboral, académico o social. Es el encuentro entre el saber y el hacer en el saber hacer.

Martha Alles las define como “esas características de personalidad devenidas en comportamientos que resultan en un desempeño exitoso”.

Pero ¿cómo es que desarrollar una competencia y más aún, un conjunto de competencias, me hace más exitoso? ¿acaso no basta con sólo haber estudiado lo suficiente para tener uno o dos o tres títulos? ¡Tan duro que fue!

Cuando medir importa…

Pues bien, acá vale reflejar un principio básico de toda competencia: es medible, es evaluable. Y esta medición es propicia en el lugar de desempeño de la labor, en el puesto de trabajo para el cual está definida. Una competencia profesional no se mide solamente en el rango de la cantidad de estudios realizados o conocimientos presupuestos a través de ellos. Tampoco se mide solamente por la cantidad de referencias laborales que demuestren experiencia o por la capacidad de interacción social que se presuma.

La valoración que un entorno organizacional le otorgue a cada elemento de las competencias que representan a los miembros de su estructura, va a estar sujeta a las características de cada puesto de trabajo, de la misión, visión y objetivos de cada departamento, de cada unidad y de toda la organización.

Más que competencia: Competencia Profesional

Y es aquí donde resulta importante empaparnos un poco sobre lo que son las competencias profesionales: sencillamente son ese conjunto de conocimientos, habilidades,  aptitudes y actitudes que nos permiten desarrollar un trabajo de forma exitosa.

Dentro de esta concepción de lo que son las competencias profesionales, debemos diferenciar dos tipos: En primer lugar, las que son específicas para desarrollar un puesto de trabajo (competencias técnicas); y en segundo lugar, las generalizadas hacia cualquier entorno laboral (competencias transversales).

Cuando asumimos un rol gerencial, ya sea por ascenso, por concurso, por referencia, por mérito o por el destino, debemos enfrentarnos a estos dos escenarios que demandan nuestras mejores competencias: el que nos exige competencias técnicas y el que nos exige las competencias transversales. Ambos escenarios demandan preparación y formación continua.

Entre lo técnico y lo transversal…

Las competencias técnicas se adquieren como resultado de un proceso de estudio formal o informal, conducente o no a grado o titulación, pero que de una u otra forma le ha otorgado a la persona atributos de profesionalización a su oficio, que pueden ser inherentes a las características de un puesto de trabajo. Por ejemplo, un administrador con especialización en recursos humanos, tiene conocimientos sobre el ciclo de manejo de talento humano, o es especialista en planificación, o calidad.  Un chef tiene conocimientos en manipulación de alimentos, o gestión de alimentos y bebidas, o costos de producción de recetas.

En cambio, las competencias transversales se orientan hacia el desarrollo profesional en cualquier entorno y su procedencia no es exclusiva al ambiente laboral. Este tipo de competencias apunta más hacia los valores, relacionando los valores de la persona con los de la organización. Ejemplo de ello es el trabajo en equipo, el liderazgo, la responsabilidad, la disciplina, las relaciones interpersonales, etc.

Un gerente puede tener sólidas competencias técnicas y ser eficiente en su área específica de conocimiento, pero un aspecto importante a tomar en cuenta al momento de gerenciar, es que debe tener competencias que abarquen cuatro áreas que debe engranar y ante las cuales debe resultar eficiente: la planificación, la organización, la dirección y el control.

En otras palabras, independientemente de la rama del conocimiento que domine por profesión o por experiencia, un gerente debe tener competencias que le permitan gestionar el proceso administrativo en su totalidad. Es aquí donde intervienen las competencias transversales.

¿Y dónde se ponen las competencias gerenciales?

Partiendo del principio conceptual de las competencias y del proceso administrativo, las competencias gerenciales son ese cúmulo de saberes y haceres que un gerente debe tener para enfrentarse exitosamente a todas las etapas del proceso administrativo: planificar, organizar, dirigir y controlar. Cualquier organización que reclute o forme a sus gerentes, necesita que éstos estén facultados para responder ante todas las etapas de este proceso, por ejemplo:

      • En la etapa de planificación: Clarificar el rumbo hacia el cual se dirige; definir objetivos y estrategias; desarrollar el pensamiento estratégico.
      • En la etapa de organización: Orientación para ejecutar la planificación, el diseño de actividades y distribución de recursos, líneas de autoridad, mando y comunicación; estrategias para la toma de decisiones.
      • En la etapa de dirección: Activación, orientación y mantenimiento del esfuerzo humano para cumplir los objetivos, a través de herramientas de motivación, liderazgo y coordinación.
      • En la etapa de control: Enfoque para lograr que los resultados sean compatibles con los objetivos. Diseño de procedimientos para el monitoreo de actividades, comparación de resultados, corrección de desviaciones, evaluación y retroalimentación a través de la implementación y análisis de indicadores de gestión.

Entonces, relacionando el concepto de competencias y el ciclo o proceso administrativo al que un gerente se debe enfrentar, podemos determinar las competencias gerenciales con más enfoque en el cumplimiento de este proceso, ajustándolas a las necesidades gerenciales propias y particulares de cada organización, así como a su filosofía y especialmente a sus valores, porque los valores de la organización buscan compatibilidad con los valores de su talento humano y viceversa. Esta relación es clave para generar empatía, compromiso y sentido de pertenencia.

Y las competencias son… primero transversales

En este sentido, las que a continuación se presentan, son algunas de las competencias gerenciales más generalizadas para un gerente en la actualidad. Sin embargo, es importante resaltar que cada organización, partiendo de su filosofía (comprendida por su declaración de misión, visión, objetivos y valores) así como de su estructura organizacional (organigrama, líneas de comunicación y mando), de sus procesos de trabajo y sus procesos productivos, puede plantear su propio sistema de competencias y de gestión de las mismas.

Dicho esto, para describir competencias profesionales transversales básicas, debemos tener en cuenta el fortalecimiento, entre otras, de las siguientes capacidades:

      1. Resolución de problemas: enfrentar situaciones en las que haya que dar solución a una circunstancia en la que se genera un obstáculo que obstruye el curso normal de un proceso.
      2. Organización del trabajo: preparar escenarios pensando con detenimiento la distribución de recursos materiales, humanos y técnicos para el mejor desarrollo de la planificación.
      3. Responsabilidad: comprometerse en el cumplimiento de la tarea y los objetivos.
      4. Trabajo en equipo: integración cooperativa con el entorno inmediato de trabajo.
      5. Independencia: demostrar productividad en el desarrollo de tareas sin o con poca intervención de terceros, sin menoscabo de la capacidad para trabajar en equipo.
      6. Socialización: establecer relaciones interpersonales con base a una buena comunicación y actitud colaborativa.
      7. Iniciativa: adelantarse a situaciones que requieren ser resueltas o intervenidas. La iniciativa implica tomar decisiones.

Estas competencias profesionales a nivel transversal, nos facultan para interactuar de manera eficiente en un entorno de trabajo, independientemente de la preparación académica, técnica o experiencia que tengamos.

Luego… la competencia directo a la gerencia

Ahora bien, para tener cabida como gerentes competentes y participar óptimamente en todo ciclo del proceso administrativo, debemos estar mejor facultados aún.

Para tener un punto de referencia sólido y contemporáneo sobre cuáles son esas competencias, podemos tomar como una importante referencia, lo planteado en el Diccionario de Gestión por Competencias de Martha Alles, en el que se establece una serie de niveles en los cuales intervienen competencias específicas. Éstos niveles van desde competencias cardinales, pasando por niveles ejecutivos, intermedios y otros niveles, niveles iniciales y competencias de conocimiento. Para ponernos en contexto, les comparto un link donde pueden acceder a este diccionario, en el que se describen las competencias por los niveles indicados, de forma detallada y concisa:

http://www.academia.edu/27750849/Diccionario_-_Gestion_por_competencias_-_Martha_Alles.pdf

Ahora bien, analizando estos niveles ejecutivos, intermedios y otros en los que la práctica gerencial tiene cabida, podemos distinguir como algunas de las competencias gerenciales inherentes, comunes y/o transversales a esos niveles, las siguientes:

  • Desarrollo del equipo
  • Liderazgo
  • Pensamiento estratégico
  • Empowerment:
  • Adaptabilidad
  • Relaciones públicas
  • Orientación al cliente interno y externo
  • Dirección de equipos
  • Trabajo en equipo
  • Orientación a los resultados
  • Habilidad analítica
  • Pensamiento analítico
  • Negociación
  • Comunicación
  • Capacidad de planificación y organización
  • Pensamiento conceptual

Enfocándonos en profundizar sobre los aspectos reseñados en esta lista – resumen de competencias gerenciales, podemos perfilar cuáles son las competencias esenciales que como gerentes debemos apuntar a tener o mejorar como parte de nuestro perfil, ya sea que nuestro propósito sea incrementar nuestra eficiencia profesional, mejorar nuestros procesos y clima organizacional, aportar excelencia a nuestra organización o hacernos más competitivos en el mercado laboral emergente.

En siguientes entregas, profundizaremos más en cada competencia, aportando valor a nuestros roles gerenciales con la finalidad de crecer en comunidad y mantener una identidad enfocada a un propósito: gerenciar inteligente y ecológicamente en un entorno organizacional.

Nancy Rojas

Presidenta de Vida Gerencial – Coach Organizacional y Personal